A MIS HIJAS
A mis hijas... Las amé desde el primer momento. Amé tu existencia desde el primer segundo que vi ese signo positivo enfrente de mí, desde que la doctora confirmó que estaba embarazada de ustedes, desde entonces las amé. Las elegí y las volvería elegir mil y una vez más, ustedes son sin dudas lo mejor que me ha pasado en la vida. El amor de una madre crece en el corazón de cada mujer, es una semilla que fue sembrada en nosotros desde el vientre de nuestra madre. Es el don más magnifico y maravilloso que dios nos otorgó y es la prueba fehaciente que el verdadero amor si existe. No importa si tu hijo salió de tu útero o no. El amor hacia un hijo sale de nuestras entrañas, ya sea que crezca en tu cuerpo o en tu corazón. Es un amor que no conoce medidas, es irracional, no conoce odio ni rencor, puede ser lastimado pero nunca desmoronado, es infinito, es leal y es completamente inocente. Cuando una mujer se convierte en madre su vida cambia radicalmente, dejas